ESET señala que el primer paso para abordar estos riesgos de seguridad es comprender cuáles son las responsabilidades y de qué áreas se encargará el proveedor.
Para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) resulta muy atractivo que la infraestructura, las plataformas y el software informáticos se ofrezcan como un servicio ya que permite competir en igualdad de condiciones con rivales de mayor envergadura, con más agilidad empresarial y una rápida escalabilidad, sin necesidad de gastar demasiado.
ESET señala que el 53 % de las pymes encuestadas en un informe reciente afirman que gastan más de US$1,2 millones al año en la nube, frente al 38 % del año pasado. Además, la seguridad (72 %) y el cumplimiento de normativas (71 %) son el segundo y tercer reto más citado por las pymes encuestadas.
“El primer paso para hacer frente a estos retos es comprender los principales errores que cometen las empresas más pequeñas con sus implementaciones en la nube. De todas formas, no son solo errores que cometen las pymes en la nube, las empresas más grandes y con más recursos son a veces culpables de olvidar lo básico. Al eliminar estos puntos ciegos, su organización puede dar grandes pasos hacia la optimización de su uso de la nube, sin exponerse a riesgos financieros, o de reputación, potencialmente graves.”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Los principales errores de seguridad en la nube que cometen las PyMEs (y no tan PyMEs), según ESET, son:
1. Sin autenticación multifactor (MFA): Las contraseñas estáticas son intrínsecamente inseguras y no todas las empresas siguen una política sólida de creación de contraseñas. Las contraseñas pueden ser robadas de varias maneras, por ejemplo, mediante phishing, métodos de fuerza bruta o simplemente adivinadas. Por eso es necesario añadir una capa adicional de autenticación. La MFA hará mucho más difícil que los atacantes accedan a las aplicaciones de las cuentas SaaS, IaaS o PaaS de sus usuarios, mitigando así el riesgo de ransomware, robo de datos y otros posibles resultados.
2. Depositar demasiada confianza en el proveedor de la nube: Muchos responsables de TI creen que invertir en la nube significa efectivamente externalizar todo a un tercero de confianza. Esto es cierto solo en parte: existe un modelo de responsabilidad compartida entre el proveedor y el cliente, para asegurar la nube.
3. No hacer copias de seguridad: Nunca dar por sentado que el proveedor de servicios en la nube (por ejemplo, para servicios de almacenamiento/compartición de archivos) te cubre las espaldas. Debes pensar en el peor de los casos: un fallo del sistema o un ciberataque a tu proveedor. No es solo la pérdida de datos lo que afectará a su organización, sino también el tiempo de inactividad y el golpe a la productividad que podría seguir a un incidente.
4. No aplicar parches con regularidad: Si no aplicas parches, expones tus sistemas en la nube a la explotación de vulnerabilidades. Esto, a su vez, podría dar lugar a infecciones de malware, fugas de datos y mucho más. La gestión de parches es una de las mejores prácticas de seguridad que es tan importante en la nube como en demás sistemas.
5. Desconfiguración de la nube: Los proveedores de servicios en la nube son un grupo innovador, pero el enorme volumen de nuevas funciones y capacidades que lanzan en respuesta a los comentarios de los clientes puede acabar creando un entorno en la nube increíblemente complejo para muchas pymes. Esto hace que sea mucho más difícil saber qué configuración es la más segura. Los errores más comunes son configurar el almacenamiento en la nube para que cualquier tercero pueda acceder a él y no bloquear los puertos abiertos.
6. No supervisar el tráfico de la nube: La detección y respuesta rápidas son críticas si se quieren detectar las señales a tiempo, para contener un ataque antes de que tenga la oportunidad de afectar a la organización. Esto hace que la supervisión continua sea imprescindible. Vale la pena pensar que no se trata de “si” el entorno de nube será vulnerado, sino de “cuándo”.
7. No cifrar las joyas de la corona de la empresa: Ningún entorno es 100% a prueba de brechas. Entonces, ¿qué ocurre si un malintencionado consigue acceder a sus datos internos más sensibles o a información personal de empleados/clientes altamente regulada? Si los encripta en reposo y en tránsito, se asegurará de que no puedan utilizarse, incluso si se obtienen.
Fuente: revistaeyn.com