En un momento del avance de la compañía, los pequeños y medianos empresarios necesitan más recursos para crecer.
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los microempresarios en un momento de su compañía es el de ‘levantar’ recursos para capitalizar su empresa y continuar por la senda del crecimiento.
Este capital puede venir de dos fuentes fundamentales: conseguir un socio inversionista o pedir un crédito a una entidad bancaria.
Sin embargo, en la mayoría de los empresarios no están seguros de cuál alternativa tomar, por esta razón. Frente a esto, la compañía Viliv, que ayuda a los pequeños y medianos empresarios a tomar decisiones sobre su compañía, compartió algunos consejos para tener en cuenta a la hora de decidirse por el crédito o por una sociedad.
1. Tener claro en qué escenario está la empresa
De acuerdo con Andrés Villegas, presidente de Viliv, cuando una empresa se encuentra en la fase inicial, utiliza recursos propios o prestados de familiares o amigos, porque no deben asumir obligaciones financieras con otros empresarios o porque obtener un crédito en etapa inicial no es lo usual, ya que se requiere de un mínimo de facturación.
Sin embargo, cuando la compañía ya alcanzó cierta tracción tiene un producto rotativo, es posible encontrar inversores que estén dispuestos a inyectar recursos y convertirse socios, porque ven que el proyecto tiene potencial de futuro.
Este escenario suele ser el mejor, porque, además, un socio inversionista no solo aporta dinero sino también conocimiento, lo que denomina como capital inteligente que sirve también para encaminar el crecimiento de la compañía.
2. ¿Qué tipo de crecimiento tendrá la empresa?
El impacto de la decisión de elegir un socio inversor o un préstamo se extiende más allá de la parte financiera por lo que hay otros elementos que influyen en la decisión.
Por ejemplo, en el caso de un socio inversionista, el emprendedor acepta que debe ceder parte de su capital social, mientras que por crédito no lo hace.
“Si el emprendedor quiere un crecimiento rápido y nuevos conocimientos, inversionistas externos, ángeles o fondos de capital privado son una buena opción, pero si lo que quiere son negocios que mantengan sus características familiares, sin perder el control y guardándolo para las generaciones futuras, un crédito le conviene mejor, aunque tenga obligaciones mensuales”, explicó Villegas.
3. Una sociedad es como un matrimonio
La decisión de atraer a un socio inversionista debe pensarse muy bien, pues se establece una relación similar a la de casarse, y también es posible que si no hay una buena comunicación y no se ponen en común los intereses de cada uno puede ser una mala decisión para la compañía. Con esta alternativa hay que estar dispuesto a aceptar algunas renuncias, como la pérdida de la autonomía en la toma de decisiones y compartir visiones respecto al futuro de la empresa.
4. En caso de elegir un crédito hay que tener en cuenta algunas condiciones
Si el empresario no está de acuerdo con la idea de un socio y se decide por el crédito para financiar su empresa debe tener en cuenta cuáles son las condiciones del acuerdo que firma, procurar que la entidad financiera sea transparente y aclare todas las dudas de costos, pagos, plazos entre otros.
“Sabemos que muchas veces es complicado para las y los empresarios tomar un camino acertado a la hora de inyectar capital al negocio. Sin embargo, debe realizar un proceso acucioso en el que ponga sobre la mesa sus intereses y sea muy realista con el alcance y lo que se puede permitir. Una planificación adecuada, definir la lista de prioridades, analizar si mejor será un crédito a corto o largo plazo, ver qué opciones de socios tiene, cuáles son las necesidades particulares de cada compañía y su capacidad de flujo de caja, le ayudarán a irse por el camino correcto”, concluyó Villegas.
Fuente: semana.com