¿Es lo mismo ser emprendedor que ser empresario? Hemos querido desgranar qué piensan los representantes del ecosistema emprendedor al respecto de la eterna disquisición. Éstas son sus conclusiones. ¿Te identificas con alguna?
Por las redes sociales hay múltiples chascarrillos del tipo de “Un día eres joven y al otro… te descubres poniéndole una funda al sofá, paseas con las manos a la espalda, estás más pendiente de la báscula que del pastel”, etcétera. Este pequeño ejercicio sociológico cargado de socarronería permite desgranar con bastante lucidez los signos que nos avisan de que estamos madurando. Pues bien, hemos querido aprovechar esa broma para analizar las diferencias entre emprendedor y empresario porque somos conscientes de que muchos emprendedores descubren un día, como el joven que le pone la funda al sofá, que han perdido gran parte de la ilusión y la locura inicial y se están convirtiendo más en empresarios o gerentes de su compañía.
Normalmente es una transición que tiene que ver con la línea temporal: se empieza emprendedor/ra y se termina empresario/a. “No se puede ser empresario sin haber sido emprendedor, aunque un empresario siempre puede volver a ser emprendedor”, recuerda Jesús Charlán, profesor de ESIC y CMO de Dioxinet. Juegos de palabras aparte, ¿cuándo se produce la transición? Éstas son las respuestas de varios emprendedores y expertos.
Un día eres emprendedor y al otro… respondes “porque lo digo yo”
Tradicionalmente, el empresario suele relacionarse con una forma de liderar más vertical y al emprendedor se le vincula con un estilo de gestión horizontal, “el emprendedor es compañero y el empresario es jefe, el primero trabaja en equipo y el segundo dirige”, matiza Charlán. Algo en lo que coincide Carlos Oricchio, director y dueño de Sul Mare Hotel, Carilo Sul Mare, Carilo Palace Apart & Spa y Las Cuatro Estaciones Carilo Apart & Spa: “El mejor ejemplo que puedo dar es la diferencia entre mi padre (a quien considero un empresario) y yo, (definiéndome como un emprendedor). Ambos tenemos la misma formación académica (abogados), pero maneras distintas de manejar los negocios. Para mi padre la empresa debe ser vertical. Una voz de mando y el resto cumple órdenes. En mi caso, transformé la empresa en una estructura más horizontal, en donde todos trabajamos a la par”.
Un día eres emprendedor y al otro… exclamas “eso es una locura”
¡Cuidado! El día en que te plantees que es una locura afrontar un nuevo proyecto, plantear una nueva estrategia o emprender un nuevo camino será el momento de reflexionar si has dejado de ser emprendedor. Todas esas “locuras” están en el ADN del emprendimiento. Alberto Chao, cofundador de Voices & Views, coincide en esa apreciación: “en empresario o directivo trata siempre de escoger la mejor solución ante el problema que se le plantea, el emprendedor innova, parte de cero.” Para Juan Manuel Rius Ruh, CEO de Sherplay , “un emprendedor nunca debe dejar de emprender: siempre hay nuevos retos, cambios en el mercado, caminos por explorar. Si no enfrentamos esto con una mentalidad emprendedora, creamos e iteramos continuamente, estaremos destinados a quedar fuera del loop y fracasar o, peor aún, sobrevivir. En el momento en que un emprendedor pasa a convertirse en empresario le pone fecha de caducidad a su empresa”.
Un día eres emprendedor y al otro… te planteas ¿cuánto me va a costar esto?
Como defiende Antonio Rodríguez, CEO y fundador en 55 grados, “el empresario suele ser más cauteloso a la hora de tomar sus decisiones para no perjudicar a la empresa”. Coricchio insiste en esa idea: “Mi padre siempre trata de maximizar sus beneficios frente al resto de los stakeholders y sobre todo de los proveedores. Yo trato de generar relaciones a largo plazo, en donde ambos nos veamos beneficiados y poder crecer juntos. En el caso de la relación con los clientes, por ejemplo, mi padre solía decir “los clientes hagamos lo que hagamos se van a quejar”. En mi caso, me propuse escucharlos y terminé mejorando el servicio y haciendo clientes más felices”.
Un día eres emprendedor y al otro… te cuestionas ¿pero, esto da dinero?
Es similar al anterior, pero, si en el caso anterior el foco está en los costes, en este está en la rentabilidad. Esto es casi más un defecto del emprendedor que del empresario: el primero tiende a construir castillos en el aire y a probar cosas nuevas sin mirar a menudo cómo va a rentabilizarlas: la clave es lanzar y lanzar y mejor en modo prueba/error. Llevado el estereotipo hasta el extremo, se dice que el emprendedor persigue sueños y el empresario hacer caja. En opinión de Coricchio, es una cuestión de propósito: “mientras que mi padre mide el éxito por el dinero que ingresa, mi medición está en tener empleados contentos, clientes felices y generando valor. En conclusión, el emprendedor no solo mira el negocio desde el punto de vista económico, sino del impacto que genera tanto en la sociedad, los otros y uno mismo.”
Un día eres emprendedor y al otro… “tienes” una empresa
Es cierto que hay mucho emprendedor que también siente la empresa como si fuese su tesoro, pero ese sentimiento es generalizado en el empresario, tal y como se refleja en las propias definiciones de la RAE: emprendedor/a, “persona que emprende acciones o empresas innovadoras”; empresario/ra, “titular propietario o directivo de una industria, empresa o negocio”. Una diferenciación con la que está de acuerdo Rafael Fuertes, fundador y CEO de Buscounchollo.com, Esquiades.com y Amimir.com: “un empresario es el propietario de un negocio y un emprendedor es quien desarrolla, construye, tira adelante un negocio. Un emprendedor tiene muchas ganas de desarrollar, construir una empresa y desarrollarla para hacerla crecer, en cambio un empresario “tiene” una empresa”. “Es un poco como la diferencia entre el ser y el estar: es difícil discernir dónde empieza uno y dónde acaba otro. Ser emprendedor significa tomar acciones humanas y creativas para construir algo de valor a partir de prácticamente nada, pero requiere pasión y compromiso para llegar a la visión deseada,” insiste Rodríguez. Para Joan Riera, profesor de ESADE y presidente de Active Development, “emprender es una actitud. Uno tiene carácter emprendedor y no carácter empresario”.
Un día eres emprendedor y al otro… dices “virgencita que me quede como estoy”
Este tópico está muy relacionado con el inmovilismo que a menudo afecta al empresario: si las cosas funcionan, ¿para qué cambiarlas? En opinión de Rodríguez, “los emprendedores tenemos un rival acérrimo llamado zona de confort. Su presencia es tentadora porque toma la forma de aquello que nos gusta, es muy difícil resistirse si no estamos atentos. Sin embargo, es el lugar donde la comodidad y la seguridad aparentes mantienen cautivo a nuestro espíritu emprendedor.” Como defiende Charlán, “hay que saber cambiar de chaqueta: ponerse la americana de empresario para gestionar el negocio y luego ponerse la camiseta del emprendedor para analizar nuevos proyectos”.
Un día eres emprendedor y al otro… preparas los lotes de Navidad
Empiezas a ser empresario cuando entre tus obligaciones empiezan a aflorar necesidades más vinculadas con las contraprestaciones de tus empleados. Ya no vale esa mesa de ping-pong o esas videoconsolas, ahora tus empleados tienen niños y demandan cheques guardería o necesitan ayudas para cuidar a sus mayores. Como recuerda Pau Llambí, CEO y fundador de Marketers Group, “yo me di cuenta de que había pasado de emprendedor a empresario cuando un día sin darme cuenta me pasé toda una mañana gestionando el tema de los lotes de navidad para clientes y trabajadores más el envío de documentación al gestor para el cierre de año”. Y en ese cambio de prioridades, también se inscriben cambios más rutinarios, como la forma de reunirse, “pasas de las pizzas a horas intempestivas en casa de alguien, parando para jugar a la Playstation, a restaurantes a las 14 horas, salas de reuniones y partidas de paddle los viernes al mediodía para que dé tiempo a ir a buscar a los niños al cole”, concluye Llambí.
Un día eres emprendedor y al otro… gestionas un negocio
Para muchos, el emprendedor es el que arranca el negocio y el empresario el que lo gestiona cuando crece. “El primero está asociado a algo que nace y el segundo al que le da continuidad”, confirma Riera. Como señala Javier del Valle, cofundador de Knowthemexperiences, JF Partners y La Vida es la Hostia, “el empresario es más corporate y opera siempre en forma de empresa (escalera de competencias, organigrama, recursos humanos, balance de la empresa, salarios, números) y el emprendedor puede arrancar como autónomo”. Es la línea vital de la que hablábamos al principio: “un emprendedor comienza solo o con un equipo reducido y el cambio a empresa se da a partir de un monto constante facturado, con el cual ofreces la capacidad de crecer en cuanto a equipo humano, técnico e instalaciones”, confirma Álvaro Muñozledo, CEO de Artechsel. En opinión de Gloria Vallés, CEO y fundadora de The WineStyles Group, “el emprendedor está más asociado a la innovación y las startup tecnológicas que buscan ser disruptivos e impactar de algún modo en el mundo, mientras que el empresario es un gestor de negocios. Cuando el emprendedor consigue rentabilizar su proyecto y cobrar su salario de los propios rendimientos de la empresa y no de las rondas de financiación, ya le podemos llamar empresario ¿no?”
Un día eres emprendedor y al otro… te encuentras delegando
Uno de los principales defectos y/o cualidades del emprendedor/a es ser un hombre/mujer orquesta. Como yo no hay nadie. Y eso al final es un error. Es imprescindible para crecer aprender a delegar, es la única manera de poder centrarte en aquellas áreas del negocio que realmente son tu expertice. José Antonio Rodríguez Soguez, fundador de Morris, lo corrobora: “me considero emprendedor ahora mismo porque me encargo de todos los procesos de mi firma, pero creo que pasaré a ser empresario cuando empiece a delegar trabajos y tenga personas a mi cargo”. Pedro Carrillo, CEO de Genyus School, utiliza un cuento para ejemplificar esta transformación: “Hace mucho tiempo Mr Pasión soñó con crear nuevas cosas y causar un impacto positivo. Hace poco tiempo Mr. Acción decidió dar el primer paso y cumplir sus objetivos y se lanzó a sortear las piedras del camino siendo la persona para todo. Y dentro de un tiempo Mr. Gestión aprendió a analizar, trabajar por objetivos, cumplir con lo estipulado, delegar tareas y ya no le decían emprendedor sino empresario. Y así Mr. Pasión, Mr. Acción y Mr. Gestión se convirtieron en la misma persona Mr. Genyus, que pasó de emprendedor a delegar y convertirse en empresario”.
Un día eres emprendedor y al otro… se acabó la prueba/error
Y llegan las nóminas, las deudas, los gastos…. Iván Romero, cofundador de Herizont, lo explica muy bien: “un día eres emprendedor y estás preocupado por cosas como si en Apple van a notar que les has copiado el logotipo o que si tu naming suena ofensivo en sueco, y al otro eres responsable de la estabilidad económica de las familias de tus trabajadores, te enfrentas a inspecciones sorpresa de Hacienda, cambios aleatorios de leyes o cisnes negros como pandemias mundiales… La transición de emprendedor a empresario conlleva una carga emocional ligada al aumento de responsabilidades ineludibles y eso no es gradual ni es algo para lo que nadie te prepare. No lo ves en ningún libro de emprendimiento, incubadora o MBA. Sólo los que han montado su propia empresa sabrán de que estoy hablando La presión es real, tienes que vivirla y vencerla cada día. De la noche a la mañana las decisiones empresariales quedan fuera del Lean Starutp Cavas. Ya no hay forma de equivocarse rápido y barato y pasas del tutorial del videojuego al modo survival apostando una única vida, la tuya.”
Un día eres emprendedor y al otro… eres el enemigo `público número uno‘
A día de hoy en nuestro país, el término empresario sigue teniendo muchas connotaciones negativas de las que sin embargo parece carecer su “hermano pequeño”, el emprendedor. Tal y como lo ve Charlán, “ser emprendedor mola, eres el poli bueno, sinónimo de dinamismo e innovación, pero cuando eres empresario te conviertes en el poli malo. Hay que romper mitos, hay emprendedores tiranos y empresarios buenos”.
Un día eres emprendedor y al otro… hablas de tu proyecto en presente
En palabras de José Ángel Cuadrado Roca, cofundador de Mi Empresa es Noticia “Te das cuenta de que has pasado de emprendedor a empresario cuando tu proyecto se ha consolidado y llevas ya 5 años trabajando sin descanso y con clientes recurrentes; cuando has establecido una manera de trabajar y has comprobado ya que tus servicios aportan un valor diferencial; cuando sabes ponerle precio a tus servicios, no te da apuro decírselo a un cliente y tus clientes te escogen a ti independientemente de ese precio; cuando has probado ya varias cosas y conoces perfectamente lo que mejor te funciona. Y, por último… sabes que has pasado de emprendedor a empresario cuando hablas de tu proyecto en presente y no en futuro”.
Un día eres emprendedor y al otro… te sientes satisfecho de lo conseguido
El emprendedor es inconformista por naturaleza, así que cuando consideras que has llegado, es que ya te estás convirtiendo en empresario. Para Alberto González Marcos, CEO y fundador de Divain Perfums, “el emprendedor nunca deja de serlo, necesita estar en constante movimiento porque en cuanto un proyecto lo tiene encarrilado, busca ocupar su mente con un nuevo emprendimiento. Llevo 26 sociedades creadas o gestionadas en mi vida. Esta última tiene 22 trabajadores y está vendiendo en toda Europa y ya estoy pensando en el siguiente proyecto y buscando la forma de que alguien se quede gestionando este. Y lo mejor de todo, un emprendedor pasa de un sector a otro, porque es su motivación: nuevos sectores, nuevos procesos, mucha tecnología… El emprendedor de verdad nunca pasa a ser un empresario.”
Un día eres emprendedor y al otro… vuelves a hablar español
En efecto. Cuando hablas con un emprendedor no puedes evitar pensar ¿qué le ha pasado en la boca? Como afirma Llambí, “el vocabulario del emprendedor se centra en anglicimos: MVP, elevator pitch, CAC, Benchmark, lean startup, outsourcing, venture capital… En cambio, cuando te conviertes en empresario es como si te hubieras españolizado de repente y vuelves a los 80: plan estratégico quinquenal, activos, gastos deducibles, demanda potencial…”
Fuente: emprendedores.es