Emprender un negocio e incluso una actividad con finalidad social es uno de los deseos de mucha gente. Llevarlo a cabo, a menudo, no es tan sencillo y es allí donde algunos consejos pueden llegar a ser muy útiles.
Materializar las ideas de emprendimiento
La realidad actual, desde el aspecto social, pero también desde la perspectiva financiera, lleva a muchas personas a intentar materializar las ideas de emprendimiento. Emprender, en todo caso, es una de las mejores decisiones que se pueden tomar, sobre todo cuando las ideas de negocio están estrechamente relacionadas con su talento, sus motivaciones o su forma de ver el mundo.
No obstante, aparte de las motivaciones o razones para emprender, se necesita de los consejos y las buenas prácticas para materializar tales ideas, lo cual termina siendo un obstáculo para muchas personas, que ante los trámites burocráticos, lo tardíos que pueden llegar a ser y los requisitos adicionales, pueden dejar sin ánimo a muchas de estas buenas intenciones.
Ahora bien, la primera parte que debe solucionarse al momento de emprender -sea una empresa o una asociación sin fines de lucro- es hacer una validación de la idea, lo cual puede hacerse siguiendo algunas conjeturas o preguntas:
- Problemas existentes: una idea de emprendimiento, de negocios o incluso para hacer una sociedad sin ánimo de lucro, debe resolver un problema existente. Está demostrado que los negocios que triunfan son aquellos que logran dar una solución creativa a problemas que parecían no tenerla.
- Mercado existente: en el caso de que sea una asociación, se debe verificar que existen usuarios que puedan unirse a la misma o ser benefactores, clientes, compradores, de la misma. Si es una empresa, se debe verificar que la idea de negocio está relacionada con un mercado sólido o con potencial de crecimiento, para que la viabilidad económica no se ponga en tela de juicio.
- Capacidades o conocimientos: como se decía antes, la forma más fácil de emprender es hacerlo en algo en lo que se tenga experiencia, para lo que se tengan conocimientos o talento innato. También ocurriría lo mismo en asociaciones sin fines de lucro, donde el papel de la vocación es, si se quiere, aún más trascendental.
La creación de empresas
Como se decía al principio, crear una empresa es el deseo de muchas personas, pero los trámites y el procedimiento legal acaban por sepultar esas intenciones en muchas ocasiones. El consejo más adecuado en ese caso es apostar por la asesoría de expertos en el tema, que no solo permitan encontrar la idea realmente perfecta para el negocio que se tenía en mente, sino que además ayuden en todo lo relacionado con los trámites, lo cual ahorrará tiempo, disgustos, e inclusive, dinero.
En el proceso de creación de una empresa lo imprescindible es contar con el número mínimo de socios y con el capital social mínimo para registrarse, lo cual podrá variar de acuerdo al lugar donde se registre el negocio. El resto de las cosas las pueden llevar a cabo asesores expertos, siendo una de las razones de que muchas personas prefieran delegar todos los trámites y diligencias posteriores, ocupándose únicamente de lo más importante hasta ver creada su empresa, algo que con la ayuda de la asesoría llega a darse en un plazo muy corto de tiempo.
Si bien es cierto que los comienzos suelen ser difíciles y que gran cantidad de empresas no superan más de 3 años, cuando se gestionan bien, cuando se mantienen elevados índices de productividad, eficiencia y calidad, sostener una empresa llega a ser fácil y llevarla a un siguiente nivel de competitividad es lo único fundamental. Cuando se mira a mediano plazo, la calidad de vida, la vocación, las capacidades de innovación y el camino recorrido dan sustento al argumento de que emprender haya sido la determinación adecuada, pudiendo ser esa la razón de que cada vez más personas decidan, a su manera y en sus términos, tomar el camino de crear su propia empresa.
Asociaciones sin fines de lucro, una alternativa para muchos
Pero las empresas, como sociedades mercantiles privadas con ánimos de lucro, no son las únicas figuras legales que están en auge en la actualidad. Aunque para muchas personas parezca increíble, crear una asociación sin ánimo de lucro es una de las necesidades fundamentales de la mayoría de los usuarios, pero sus particularidades legales hacen que no sea fácil emprender el camino sin el apoyo de asesores especializados en el tema.
Como es evidente, una asociación difiere de las empresas en el hecho de que las ganancias -el lucro- no se reparte entre sus asociados, sino que pasa a formar parte del capital de la misma asociación, lo que suele usarse para reinvertir en la labor que llevan a cabo como finalidad principal.
Y aunque las asociaciones no están pensadas para ganar dinero, por sí mismas pueden crear cambios sociales, políticos, artísticos, culturales, humanitarios y de salud, que indirectamente mejoren la calidad de vida de sus miembros y de las comunidades en las que desarrollan su actividad. Es por ello que se trata de una figura legal en auge, sobre todo cuando varias personas parten con la misma idea en conjunto, la de ayudar o transformar una problemática existente en la finalidad principal de esta asociación, pero donde las ganancias no se reparten sino que se invierten nuevamente en la finalidad misma, lo cual hasta cierto punto termina siendo positivo, y una de las razones de que sean sociedades que perduren en el tiempo y tengan cada vez más una buena acogida en los lugares donde operan.
Sea como fuere, lo indispensable al momento de querer emprender es asesorarse bien, validar la idea e incluso delegar todo lo relacionado con los trámites, puesto que todo ello permitirá que los resultados se den antes y que ocurran menos disgustos en el camino, lo que solo producirá que algunos emprendedores acaben dándose por vencidos ante la burocracia reinante en esta clase de trámites.
Fuente: malagahoy.es