Ni Ikea inventó los muebles ni airbnb las casas. Lo que sí fueron capaces de transformar radicalmente son los procesos, bien de cara a los clientes, bien los internos. Tu también puedes aplicar algunas de sus estrategias a tu pequeño negocio.
Estrategias hay muchas. Por ejemplo, quién podía imaginar hace 25 o 30 años que algún día ibas a ir a una tienda de muebles a, pongamos por caso, comprar un armario y te lo iban a entregar desmembrado, envuelto una caja de cartón para que tu mismo la llevases a casa y lo montases. Con esta idea tan aparentemente descabellada hace un tiempo que Ikea se convirtió en una de las multinacionales de fabricación y venta minorista de muebles más fuerte del mundo. Habían reformulado el modelo completo de fabricación y comercialización de muebles abaratando costes y precios.
Es a lo que el consultor de negocio José David Fernández se refiere con la necesidad de reinventar procesos como fórmula para reconducir una empresa y hacerla rentable. Una posibilidad que, en su opinión, no se restringe al uso de grandes compañías, sino que cualquiera, desde la posición que sea, debería proponerse.
Este ingeniero de Obras Públicas y Caminos, reconvertido en emprendedor y asesor ha ayudado a más de dos decenas de empresas, en su mayoría pequeñas, a crear su propio modelo de negocio, generalmente poniendo el foco en la transformación de los procesos. Lo hace así porque, desde su punto de vista, «mientras que un cambio de procesos implica un cambio de modelo de negocio, no siempre ocurre lo mismo a la inversa». Es una de las conclusiones a las que llega después de analizar a fondo distintos casos de éxito empresarial muchos de los cuales, está convencido, podría aprovechar cualquier negocio, independientemente del tamaño que tenga. Suyos son estos consejos para aplicarlos.
Transformación de procesos
Según José David Fernández, la forma de transformar los procesos de una empresa tiene doble vertiente:
El proceso externo, que atañe a la relación de la empresa con el cliente. En este sentido, la tendencia es a un trato más cercano e informal. Valga como ejemplo el ya citado caso de Ikea o el de McDonalds donde es el mismo cliente del restaurante quien se pone y retira el servicio sin necesidad de camareros. Lo que han conseguido tanto Ikea como McDonalds es involucrar al cliente en el proceso a cambio de una compensación económica.
Este proceso del ‘do it yourself’ podría aplicarse, según Fernández a muchos negocios, algunos tan insospechados como un taller de reparación de coches que cediese sus herramientas e instalaciones a los clientes para que ellos mismos realizasen la reparación supervisados por un experto.
El proceso interno. Aquí lo que cambias es, por ejemplo, el organigrama y la estructura de la empresa prescindiendo de servicios o funciones que no aportan verdadero valor al cliente fina y al emprendedor, en cambio, le supone un gasto importante. El ejemplo al que recurre en este caso el asesor es el de Ryanair, la aerolínea irlandesa de bajo coste que en su momento hizo tambalearse al mercado suprimiendo la clase business, los servicios abordo, la mediación de las agencias de viaje para adquirir los billetes o la reducción de los tiempos muertos agilizando trámites como el check-in. Todo ello permitió lanzar las tarifas más agresivas del momento.
Otras estrategias
Ya al margen de estas dos grandes patas, existen otras posibilidades de transformar procesos que recaen en otras áreas:
Aprovechamiento de los activos. Son muchos los activos que puede tener una empresa, desde las mismas instalaciones hasta otros bienes y derechos. Algunos de ellos, como el relativo al inmueble, implican un elevado desembolso, la mayoría de los negocios lo tienen infrautilizado. Existen numerosas fórmulas para obtener mayores rendimientos de dichos activos sin necesidad de hacer una inversión adicional.
Entre los ejemplos que apunta el asesor está la proliferación de puntos de recogida de los pequeños negocios de barrio para retirar, cuando al cliente le venga bien, un producto adquirido en Amazon, el Corte Inglés o cualquier otra plataforma. Estas pagan a los asociados un importe por prestar dicho servicio. Combinar la venta de productos complementarios en un mismo establecimiento sería otra alternativa. Valga de nuevo el ejemplo de Ikea y su servicio de restauración por el que, según esta fuente, perciben ingresos de 1.600 millones de dólares.
Transformar los activos. Está claro que tanto para el cliente que adquiere un CD como para el que se suscribe a Spotify el activo que desea adquirir es el mismo: música. Así que, ¿por qué no dar al cliente lo que quiere sin necesidad de acumular cachivaches en su casa? Eso es lo que hizo Spotify, dar al consumidor lo que quería, pero de otra forma. Otro ejemplo que refiere Fernández en este punto fue el modelo de la adquisición de casas en multipropiedad que triunfó hace unos cuantos años. Los clientes querían una casa pero la compraban de un modo diferente.
El producto como proceso. Para ilustrar esta forma de transformación Fernández recurre al sector inmobiliario. Hasta hace unos años la única forma de adquirir o alquilar, por ejemplo, una casa era dirigirse a una agencia inmobiliaria que conectaba a propietario con comprador o inquilino. Terminado el servicio, se pagaba una comisión al intermediario que encarecía el precio final. Ese pago por un mero proceso es a lo que se refiere con este punto apuntando a su posible eliminación. En ello han fundado su éxito las nuevas soluciones de ‘proptech’ como Housell, incorporando además el valor añadido de hacer todo el proceso de forma online suprimiendo oficinas físicas.
Fuente: Ana Delgado/ emprendedores.es