Inicio Capacitación Además de verdes, las empresas de la bioeconomía deben ser rentables

Además de verdes, las empresas de la bioeconomía deben ser rentables

por emprende2021
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Bioeconomía es un término que se escucha cada vez más en los debates sobre sostenibilidad y desarrollo económico. Su significado va mucho más allá de lo que refleja la etimología de la palabra: bio viene del griego βιο y significa vida, y economía se forma a partir de las voces griegas οἶκος, casa, y νέμειν, distribuir o administrar.

Biotecnología, biorrecursos y bioecología

La bioeconomía, que puede entenderse como una extensión de la evolución biológica, se vincula con tres tipos de actividades. En primer lugar, están las biotecnológicas. Éstas implican la aplicación de tecnología que utiliza sistemas biológicos y organismos vivos o derivados. La biotecnología crea o modifica procesos o productos para usos específicos.

Un segundo tipo de actividades son las relacionadas con los biorrecursos, que se centran en el uso de materiales biológicos.

Y, finalmente, están las actividades ligadas a la bioecología (el estudio de la relación de los seres vivos con el medio en el que habitan) y que se centran en la sostenibilidad, los procesos ecológicos y la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas.

Así pues, estas tres visiones sobre la bioeconomía –biotecnología, biorrecursos y bioecología– son complementarias y se basan en la utilización de recursos renovables y la integración de la biotecnología en los procesos de producción.

Un camino prometedor pero con obstáculos

La bioeconomía ofrece soluciones a grandes retos como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la salud, la reestructuración industrial y la seguridad energética. Además, tiene la capacidad de crear valor y oportunidades de empleo (por ejemplo, en sectores como la biotecnología, la bioenergía y la agricultura sostenible).

No obstante, las empresas de bioeconomía se enfrentan a dos grandes desafíos:

  1. La necesidad de realizar grandes inversiones iniciales y la dificultad para acceder a los recursos financieros necesarios.
  2. No son sostenibles per se ni de forma automática. La bioeconomía exige que las empresas que la conforman integren sus políticas ambientales, sociales y de gobernanza (el modelo ESG, Environmental, Social, Governance; ambiental, social y de buen gobierno). En caso contrario, el riesgo de que los beneficios de la bioeconomía se vean limitados es muy elevado.

Un círculo virtuoso

La solución de estas dos cuestiones puede afrontarse de forma conjunta pues son dos caras de la misma moneda. El análisis de las políticas ESG y las restricciones financieras pone de manifiesto la existencia de una relación directa entre ambos factores.

Aquellas empresas que no divulgan información sobre sus prácticas de sostenibilidad se enfrentan a mayores restricciones financieras. En un mundo donde los inversores están cada vez más preocupados por los impactos ambientales y sociales, la falta de transparencia se convierte en un obstáculo significativo para las compañías de bioeconomía.

Este escenario plantea que la divulgación de información ESG ayuda a reducir las asimetrías de información entre las empresas y los inversores. De este modo, se aumenta la confianza y se facilita el acceso al capital necesario para impulsar sus proyectos.

Sostenible pero rentable

No basta con ser verde: las empresas deben ser rentables para atraer inversores y asegurar un crecimiento sostenido. La rentabilidad sigue siendo un factor crucial para superar las barreras financieras. Indicadores como el retorno sobre activos (Return on Assets o ROA), que mide la eficiencia con la que una empresa aprovecha sus activos para generar beneficios, y el retorno sobre el capital (Return on Equity o ROE), que mide la rentabilidad de una empresa en relación con el patrimonio de sus accionistas, juegan un papel fundamental para determinar si una empresa puede o no superar sus restricciones financieras.

Las empresas bioeconómicas con mejor desempeño financiero tienen más probabilidades de acceder a la financiación que necesitan y, a su vez, estos recursos les permitirán seguir innovando y creciendo.

El éxito de la bioeconomía dependerá de la capacidad de las empresas para adaptarse a las exigencias de los mercados financieros y de la implementación de políticas públicas efectivas.

Solo con una combinación equilibrada de sostenibilidad y rentabilidad, la bioeconomía podrá ser parte de la solución que el planeta necesita para afrontar los desafíos medioambientales del siglo XXI.

Fuente: Maria Jesús Segovia Vargas/ I. Marta Miranda Garcia/ theconversation.com

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