El camino hacia el éxito como emprendedor suele ser difícil, pero, a pesar de todo, muy satisfactorio. He aquí tres lecciones que he aprendido en este camino.
Cuando la gente dice: “Bueno, todos tienen que empezar por algún lado”, generalmente no se refieren a los desertores como yo. Para ser honesto tengo que confesar que fui un niño bastante rebelde y a los 16 años había logrado reprobar la mayoría de mis materias, todas menos arte y tecnología, así que decidí dejar la escuela. No parecía la mejor decisión para alcanzar el éxito más adelante, pero ¿a qué joven de 16 años no le atraen los retos?
Una cosa sí tenía clara: quería explotar mis habilidades artísticas, así que me propuse convertirme en diseñador y apliqué a la escuela de diseño gráfico, pero mis bajas calificaciones y mi falta de habilidades académicas no me ayudaron y mi solicitud fue rechazada. Enojado, conseguí trabajo en una agencia de producción creativa como el “chico del té” (sí, era exactamente lo que parece). No tardé mucho en darme cuenta de que, si hacía el té lo suficientemente mal, mis colegas no lo pedirían tan a menudo y entonces tendría más tiempo para descubrir cómo volverme realmente útil para la empresa.
Pero el mayor desafío al que me enfrenté en la agencia no fue la tetera; fue mi familia. Yo era hijo de uno de los tres socios, lo que significaba que tenía que hacer el doble de esfuerzo para ganar la aceptación de mis compañeros de trabajo y pronto me quedó claro que no estaba funcionando. Dos semanas después de mi llegada mi hermano mayor, que había estado en la agencia durante algunos años, me hizo a un lado. “Todo el mundo te odia”, dijo.
Eso me dolió. No podía creerlo. Estaba herido, enojado y un poco más que avergonzado. Pero ese duro golpe de realidad me motivó a, durante los próximos 20 años, buscar siempre la forma de hacerme indispensable para la organización. Para cuando me nombraron CEO, dos décadas después, había pasado por casi todos los puestos. En el camino, aprendí lecciones que terminarían siendo increíblemente útiles para mí como director y solo podría haberlas vivido al escalar lentamente y trabajar en todos los rincones del negocio.
Aquí hay tres lecciones que me gustaría compartir para cualquier emprendedor inspirador:
1. No creas todo lo que ves en las películas
El camino del emprendedor no es para los débiles de corazón: nuevos problemas, incógnitas aterradoras y oportunidades intrigantes (pero distractoras) te desafiarán todos los días. Te cuestionarás a ti mismo a cada paso del camino y los demás dependerán de tus decisiones — y esperarán que tomes las correctas con seguridad, aunque no la tengas.
A las películas les encanta mostrar a los emprendedores en grandes fiestas, autos lujosos y un boleto dorado a Silicon Valley. En este caso, la realidad no imita al arte. El emprendimiento demanda enfrentar muchos retos y si tienes suerte, y tu empresa comienza a crecer, tus batallas también lo harán.
De hecho, puedes comparar el quehacer de emprendedor con la crianza de los hijos. Algunos de los momentos más difíciles, desafiantes y estresantes los vives criando a un niño. Cuanto más grande es el niño, más grande es el reto, ¿verdad? A veces se siente como andar cuesta arriba cuando tratas de mantener la casa en orden, pero la crianza de los hijos también es mágica, te regala algunos de los momentos más conmovedores y memorables de tu vida. Los padres y los emprendedores a menudo se encuentran en situaciones de mucha presión, lidiando con personalidades únicas y sin obtener crédito alguno por lo que estos puntos aplican en ambos casos:
- Las pruebas y tribulaciones valen la pena. Siempre.
- El fracaso es inevitable.
- No puedes controlarlo todo.
A pesar de las dificultades, puedes lograr el éxito si eres persistente. Como dijo una vez Benjamin Franklin: “La energía y la persistencia conquistan todas las cosas”.
2. La pasión apoya la persistencia
Como emprendedor necesitas pasión para tener éxito, esta inspira tus planes de negocios y te diferencia de la competencia. Tu pasión atrae a los clientes y empleados adecuados, y quizás lo más importante: los motiva para cumplir con su misión.
Si quieres darlo todo, tienes que hacer lo que amas. De lo contrario, te agotarás, te frustrarás y te sentirás tentado a tirar la toalla. Para identificar tu propósito, pregúntate:
- ¿Para qué fui puesto en esta tierra?
- ¿Qué me motiva a levantarme todas las mañanas en lugar de quedarme bajo las sábanas a reflexionar sobre mi vida?
- ¿Qué me motiva?
Una vez que identifiques tu propósito, da un paso atrás y examina tu camino. Pregúntate: ¿Mi trayectoria me lleva a alcanzar mi propósito? Al entrar en el mundo de los negocios es importante elegir una empresa en la que creas y te apasione, encuentra la manera de capitalizar esto para avanzar y lograr el mejor resultado posible.
Desde el comienzo necesitas fijar una visión y metas para lograr el éxito, ¿en dónde quieres ver tu negocio en uno, cinco y diez años? Todos los días, revisa que tus objetivos y tus pasiones estén alineados con tu estrategia a futuro.
Mi propósito es la creatividad, me hace funcionar y me impulsa hacia adelante en mi carrera. Para mí entender el proceso creativo es esencial, cómo piensan y trabajan las personas. Al pensar de manera creativa, encuentro más soluciones a los problemas e incluso desafío mis propias suposiciones.
3. Defender, apreciar y fomentar la creatividad
La creatividad nace de la adversidad y las limitaciones, mientras crecí me familiaricé con ambas. Mis padres le entraron al juego de la infidelidad durante gran parte de mi infancia, peleando y atormentándose uno al otro mientras mi hermano y yo solo podíamos mirar. Mi limitante era el sistema académico que aplastaba mi espíritu, no era el adecuado para mí y no me dio lo que necesitaba en ese momento.
La adversidad me empujó a ser creativo para aliviar mi ansiedad y escapar de la tortuosa relación de mis padres. Canalicé mi pasión a través del proceso creativo, dibujar, construir y crear, lo que también sirvió para escapar de las limitaciones que me imponía el sistema académico. Mi espíritu creativo me protegió y me ayudó a avanzar a pesar de todo lo que ocurría en casa.
Hasta cierto punto, la creatividad es un super poder para los seres humanos. Y aunque no es algo que para muchos se dé de manera natural, sí existe en todos nosotros. Los emprendedores la necesitan para resolver problemas, superar tiempos difíciles y en los buenos tiempos para desarrollar productos e innovar. Inicié mi empresa en 2011 con la misión de desbloquear la creatividad a través de la tecnología liberadora, su propósito no ha cambiado y es lo que hace que me levante de la cama cada mañana.
Las batallas que enfrenté tanto en mi carrera como en mi vida personal, aunadas a mi pasión y creatividad, me convirtieron en el líder y emprendedor que ahora soy. Si tienes una gran idea, date permiso para explorarla y ver a dónde te lleva. Usa tu experiencia, tu propósito y tu creatividad, para desbloquear tu potencial.
Fuente: Simon Berg/ entrepreneur.com