Gobierno y empresarios peruanos están unidos en su visión del futuro puerto de Chancay, la primera inversión china en el ámbito portuario en Sudamérica, con la que esperan impulsar la competitividad logística de Perú. La instalación –a cargo de Cosco Shipping Ports– estaría lista en solo tres años.
En el mundo naviero se denomina E3 al barco super-pospánamax porque tiene las tres B, o en este caso las 3 “es” que busca el comercio: economía, eficiencia y ambiente (environment).
Pero ese gigante de los mares rara vez ha pasado más al sur del Canal de Panamá. Más bien se mueve por el canal de Suez, las aguas del Atlántico y cuando se trata del Pacífico, sus rutas solo son entre Asia y América del Norte. Y la razón es solamente práctica: ningún puerto sudamericano es capaz de dar cabida a sus 400 metros de eslora, 59 de manga y 17 metros de calado que les permiten transportar hasta 18.000 contenedores.
Eso cambiaría diametralmente cuando inicie operaciones en 2024 el puerto de Chancay, una instalación portuaria que se desarrolla hoy al norte de Lima, a 70 kilómetros de la capital.
“Que lleguen los Triple E de Asia directamente permite traer carga hacia la zona central de Perú y de ahí redistribuir a través de otras naves menores hacia el sur: Chile, Ecuador, Colombia”, explica a América Economía Guillermo Bouroncle, gerente general de la Autoridad Portuaria Nacional (APN).
El objetivo del futuro puerto será movilizar alrededor de 1,5 millones de contenedores (TEU) por año, con la promesa de generar crecimiento en el comercio exterior nacional y dinamizar de paso a la zona conocida como Lima Provincias, con cerca de 10.000 nuevos empleos.
“Aunque en Callao tenemos a DP World y APM Terminals [operadores de terminales de talla mundial]; no hay que olvidar que ahí tenemos un grave problema de congestionamiento. Dado el crecimiento de la capital, el puerto quedó incrustado en la ciudad y eso nos genera ineficiencias. Entonces Chancay es un complemento. Tiene esa visión de hub regional y habrá efectivamente atención de carga local para descongestionar parte de Callao [que movió en 2020 poco más de 2 millones de contenedores (TEU)]. Esa es la intención, más que ser competencia para la zona influencia Lima-Callao”, agrega Bouroncle.
Pero a diferencia de otros puertos de titularidad y uso público, concesionados como Salaverry (en la región La Libertad), Paita (en Piura, al norte de Perú), o las mismas terminales DP World y APM Terminals, se trata de un proyecto de titularidad privada.
“El titular es dueño de la parte de tierra y paga derecho por exclusividad de la parte acuática y, a diferencia de los contratos de asociaciones público-privadas (APP), al ser privado ellos asumen todo el riesgo. Pero al ser de uso público, atenderá diferentes empresas y personas que requieran el terminal para operaciones de importación, exportación y logística”, precisa el gerente General de la ANP.
Será una instalación bajo el modelo de landlord port, donde quien desarrolla la infraestructura –en este caso la compañía china Cosco Shipping Port– tiene la integración vertical: un monopolio dentro del terminal portuario para poder dar, de manera exclusiva, todos estos servicios. Así se consolida en un administrador portuario que también es operador portuario.
“Lo vemos como una pieza clave para aumentar nuestra competitividad logística”, dice respecto a la promesa de Chancay Xavier Montes, gerente de facilitación de comercio en Comex, una de las sociedades peruanas de comercio que agrupa a importadores y exportadores. Por ejemplo, las naves que hoy demoran unos 45 días en llegar desde Asia a Sudamérica podrían hacerlo en solo 22.
Una promesa que surgió hace 13 años, con la idea que tuvo el almirante Juan Ribaudo, propietario de las pesqueras Ribaudo y Diamante y dueño de los terrenos donde se emplazará el terminal.
Ribaudo encontró un socio en Volcan, una de las mineras más importantes del país y la más relevante en plata y zinc, que buscaba diversificar sus inversiones hacia otros minerales, como cobre y molibdeno, además de reconocer intenciones de adquirir otras compañías. Y con ellos crea en 2011 la empresa Terminales Portuarios Chancay, que inicia el desarrollo para la construcción del proyecto. “Tras su muerte, en 2016, Volcan –hoy de Glencore– adquiere el 100% de la propiedad del proyecto”, explica el Almirante Carlos Tejada Mera, gerente general adjunto de la iniciativa.
Luego Volcan buscó a su vez un socio estratégico fuera de Perú para desarrollar el puerto. Así, la china Cosco ingresó en enero de 2019. La firma que oficializó esta alianza se realizó mediáticamente durante el Foro Económico de Davos: Cosco ingresó con un pago de US$ 225 millones y el 60% de las acciones de la firma, que cambió su nombre en mayo de ese año a Cosco Shipping Port Chancay Perú. Volcan se quedó con el 40% restante.
Cosco (iniciales de China Ocean Shipping Company) no es una advenediza en estos temas: se trata de un holding que pertenece al gobierno chino, cuya naviera es la cuarta mayor naviera a nivel global en número de buques portacontenedores (con 130 unidades) y la mayor operadora de transporte marítimo de productos a granel.
“Cosco Shipping Port es parte de Cosco Shipping, parte del grupo Ocean Alliance, que transporta el 39% de la carga global de contenedores”, acota Tejada. “Cuenta con una cartera de terminales que cubre las cinco principales regiones portuarias de China continental, Sudeste de Asia, Medio Oriente, Europa, América del Sur y el Mediterráneo, operando y gestionando 297 terminales portuarias en 37 puertos en todo el mundo”.
Fuente: americaeconomia.com