El área de Gestión Humana ha enfrentado grandes desafíos desde la llegada del COVID-19 a nuestro país. A casi un año del descubrimiento de los primeros casos de esta enfermedad en Uruguay, los profesionales de RRHH han reinventado sus prácticas buscando potenciar el talento, fortalecer el compromiso y acompañar a los colaboradores para que puedan alcanzar las metas delineadas.
Capacitación
En este contexto, la capacitación ha sido una de las funciones más castigadas pues si bien muchas empresas han realizado entrenamientos virtuales o híbridos, en muchos casos los programas de capacitación han quedado en “stand by”, ya que el tiempo y los recursos se han orientado hacia otras prioridades.
Si bien depende de cada empresa en particular, es creciente la tendencia de la organización dual, aquella que mantendrá al menos una parte de sus colaboradores en modalidad de teletrabajo así como algunas que llegarán al 100% del staff trabajando remoto, al menos parte de su tiempo.
Entre múltiples cambios que esta nueva normalidad trae consigo, la transformación de las instancias de capacitación será uno de los desafíos que el área de Gestión Humana va a liderar. Más allá de los aspectos sanitarios y protocolos específicos, la modalidad, duración y las metodologías a aplicar se están adaptando a este nuevo entorno. Es allí que la neuroeducación puede ayudar a maximizar los resultados de los diferentes entrenamientos y trae consigo importantes beneficios.
Neurociencia y neuroeducación
Entre los profesionales de RRHH no es nuevo hablar de neurociencia e incluso algunos ya la están aplicando en sus procesos de reclutamiento y selección de personal. Sin embargo aún es incipiente la aplicación de la misma en el área de capacitación, donde resulta clave no solo elegir contenidos de calidad sino entender cuáles son los criterios pedagógicos utilizados por los profesionales con el fin de favorecer la transferencia de conocimiento.
En las últimas décadas la neurociencia ha demostrado la importancia de las emociones a la hora de generar nuevos conocimientos. Este principio es la base de la neuroeducación o neurodidáctica, una disciplina que permite diseñar nuevos métodos de aprendizaje que benefician tanto al capacitador como a los participantes.
Se trata de una disciplina educativa que asocia a la neurociencia con la psicología y la educación. Su finalidad es la de perfeccionar los procesos de aprendizaje y enseñanza, tanto en niños de edad escolar como en adultos. Es un puente entre la psicología educativa, la neurología y las ciencias de la educación.
La neuroeducación ha llegado para revolucionar el proceso de aprendizaje tradicional, a través del conocimiento profundo de la función cerebral. Al comprender cómo funciona el cerebro, seremos capaces de utilizarlo mejor y obtener mayores beneficios al momento de adquirir nuevos conocimientos influyendo en el aprendizaje a través de la generación de emociones positivas.
De esta forma la neurociencia contribuye al diseño de métodos de capacitación más efectivos permitiendo a las organizaciones diseñar planes de capacitación mucho más atractivos ya que incrementan el deseo de aprendizaje por parte de los colaboradores y la retención de conocimientos de una forma más profunda y permanente.
La neuroeducación hace posible que las personas identifiquen las emociones que experimentan y puedan controlarlas, con el fin de evitar una reacción impulsiva. De esta forma, pueden responder más apropiadamente.
Gestionar adecuadamente las emociones potencia sustancialmente el aprendizaje, ya que revela el mecanismo mediante el cual el cerebro aprende. Es decir, mientras mayor sea la emoción, mayor será el aprendizaje.
La cura del olvido
El psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus estudió la pérdida de información o conocimientos que se ocasiona con el tiempo y determinó que esta se produce de manera progresiva si no se refresca dicha información.
Desde su perspectiva, esa pérdida es fruto tanto del paso del tiempo como de la no utilización de la información. En el fondo estamos hablando de que el aprendizaje, para consolidarse, requiere de unos procesos de estabilización.
Los resultados de los experimentos de Ebbinghaus y el análisis en la curva del olvido indican que, en los primeros momentos tras la adquisición de la información, es cuando esta es más frágil y cuando la curva del olvido tiene una pendiente más pronunciada. De este modo, el material memorizado decae drásticamente, con lo que, en las primeras 24 horas, puede desvanecerse de la consciencia más de la mitad de lo aprendido. Después de esto, el material sigue desvaneciéndose y, dos días más tarde, lo que se recuerda no llega al 30 %.
Con todo, la cantidad de información que se olvida a partir de ese punto va disminuyendo pero solo hasta aproximadamente una semana después del aprendizaje, momento en el que no se produce mayor pérdida. Sin embargo, el material que se retiene después de este tiempo es prácticamente nulo: tendrás suerte si logras recordar más de un 3 % explica Ebbinghaus.
Formación continua
Gracias a técnicas como la neuroimagen, que monitoriza la actividad cerebral mientras se realizan diversas tareas se ha descubierto cómo el cerebro lleva a cabo el proceso de aprendizaje, confirmando además que no existe límite de edad para el mismo pues el cerebro adulto sigue siendo flexible.
Nuevas células pueden nacer y establecer otras conexiones, al menos en algunas regiones como el hipocampo, estructura clave para la formación y consolidación de nuevos recuerdos. Esta continua capacidad de adaptación a circunstancias cambiantes -la plasticidad cerebral- depende fundamentalmente de cuánto se utiliza pero no de la edad de la persona.
Es por ello que al comprender la relación entre dicha plasticidad sináptica y los procesos de aprendizaje, asimilación y adquisición de información confirma la importancia de la formación continua.
En tiempos de reconversión profesional (reskilling y upskilling) es clave entrenar el cerebro en la incorporación de nuevos conocimientos que permitan el desarrollo de nuevas habilidades o el perfeccionamiento de las mismas y que esto es posible durante toda la vida y no solo en edades tempranas.
La gran complejidad de los mecanismos que el cerebro utiliza para que se produzca cada uno de estos aprendizajes presenta un enorme desafío para los expertos por lo cual avanzar en el conocimiento de los mismos nos permite aplicarlos en el diseño de las diferentes herramientas de Gestión Humana y optimizar así las prácticas del área.
Fuente: elpais.com.uy